Ahogarse para Regarse.

IV





2008, Bendito año.



Había terminado el 2007 con excelentes calificaciones académicas pero un malestar... espiritual, importante. En casa lo notaban solo algunos. El año 2008 empezó con un sentimiento de urgente necesidad de encuentro con algo que no sabía qué era, que me hizo tomar muchas deciciones impulsiva pero acertadamente.



La primera fue no ir a las vacaciones familiares que durante tantos años yo potenciaba. Eso desestructuró a mi familia. La segunda fue, dejar la facultad. La tercera fue, después de unos Ejercicios Espirituales, enfrentar cierta situación familiar... Eso, precisamente fue lo que llevo al cambio total de... todo. En eso está incluído el viaje a Australia, donde conocí finalmente a la familia de papá. El cuarto paso fue el enfrentamiento silencioso de dos años que viví con papá. Y el quinto, empezar a producir bajo preción existencial.



Cuando dejé la facultad, me sacaron todo apoyo económico. Y eso significó tener que encontrar la manera de mantenerme, estudiar lo mío (porque si bien a mis padres no les entraba en las ideas, yo pretendía seguir estudiando arte, asi fuese de manera autodidacta), y mantenerse tranquilamente desocupada para poder digerir el cúmulo de cosas que pasaron ese año... Esa situación de incomodidad estimulante me llevó a trabajar como asistente de Cruz Jurado y a dar clases de arte en el Centro Cultural La Loma.

Pero lo que yo sentía necesario alguien lo definió como un: "Nena, pateaste el tablero." Creo que esa persona lo dijo muy bien. Si miro para atrás a esa patada monumental a las fichas que venía moviendo, veo que ese embión al aire fue un golazo.



Lo producido en este tiempo, con negro, explica estéticamente la situación: En las imágenes que pinté (a las que pueden ver a continuación en orden de ejecución) me fui arrimando poco a poco al negro que me tenía sorprendida. Me fui acercando a la complejidad que pintaba hasta... llega a no pìntar más que una sola línea en todo el cuadrito! Fue como asomarse al automatismo mismo. Hasta quedar parada en el borde, o mejor, hasta tocar con la punta del pie el agua y mirar las aureolas moverse en líneas... líneas... líneas...











































































Es en este punto, en el que hablo del agua y del aproximarme a algo interno, que comprendí una situación especial que viví a los dos años. Me ahogué en la pileta del fondo de mi casa de Bella Vista. Papá pintaba los barrotes nuevos de la pileta de color verde, mientras yo miraba a una mariposa aletear cerca mío. Sonó el teléfono de casa y le pasaron a papá una llamada de Australia, de su padre, al que no vería hasta 24 años después... Parece ser que apenas más tarde reparó en que eso que flotaba en la pileta no era un muñeco, sino yo. Me llevó a la clínica en cuanto pudo, despues de hacerme primeros auxilios como buen médico. Mamá dice que desde ese día, ya no era la misma. Me conocía como una chica naif y alegre, risueña y siempre buscando companía, generosa y muy mimosa. Pero de la clínica volví con una mirada diferente. No dejé que nadie se me acerque por 3 meses. Desaparecía largas horas en las que me recluía sola a alguna ezquina soleada del jardín donde la naturaleza me escondiese. Me costaba mucho decir lo que pensaba. Cuando hablaba tiraba planteos, más que frases infantiles. Empecé a recurrir a la poesía y a la pintura constantemente. Tan solo después de un tiempo me hice más amigable, pero tenía mis altibajos... Personalmente recuerdo esas sensaciones raras que me agarraban en el jardín de casa acerca de la existencia de las cosas... de mi... del mundo... de todo... Eran tan duras.




Fue mientras pintaba este tiraje del 2008 que me di el tiempo para reparar en toda esa situación que sin duda me seguía marcando... Y que era enorme parte de ese Algo que a fines del 2007 me estaba pidiendo atención. Gracias a los analisis de una amiga pude analizar en mi obra varias situaciones personales. La observación más importante que me hizo fue que en todas las pinturas que había hecho o habían efectos de agua o literamente representaban agua. También encontro recurrente las formas orgánicas.




Este analisis del ahogo, no fue de poca importancia para lo que pintaría en el 2009... 





Creo que todos necesitamos golpearnos para crecer, ahogarnos para renacer, darnos para dejar de darnos... Patear el tablero, para analizar las fichas... Y quizás volver al mismo (porque si, la vida es la misma, no me mudé a Marte) pero con otras fichas, o las mismas, pero algunas seguro que no, y a otras las miro con picardía porque sé que me van a sorprender, y otras, definitivamente lo van a hacer.